7/4/11

Faenas de inspiración y arte en La Castilleja

Que Luis Miguel Vázquez se está preparando a fondo para su próximo compromiso es un hecho. No sólo en el aspecto físico, que entrena todos los días, mañana, tarde y noche, sino también en el aspecto de estar delante de la cara del animal.
En esta ocasión fue en la ganadería cordobesa de La Castilleja donde se estuvo probando en el campo, cuatro becerras, cada una con una cualidad diferente, que Vázquez supo entender y darle su lidia.
Una mirada diferente es la que se refleja en el rostro de Luis Miguel Vázquez cuando va al campo. Disfruta del paisaje antes de llegar a su destino, se va mentalizando de lo que le espera. Nunca sabe como van a salir, que condición tienen, si embestirán o no. Eso no preocupa a Luis Miguel, puesto que todas las becerras le sirven.
Con el calor con el que recibe esta familia a la gente que visita su cortijo y tras los saludos pertinentes, Vázquez fue a enfundarse el traje corto para dar comienzo el tentadero.
En la placita de tientas esperaban el novillero local y el picador. El tiempo acompañaba para que fuera una tarde sensacional de tentadero. Un silencio absoluto envuelve la plaza. El ganadero da la orden para que salga la primera becerra, tras consultar al torero si está listo para recibirla. Una golondrina sale de chiqueros para anunciar que la vaca viene tras ella. Allí aparece la primera de la tarde, se da unas vueltas, hasta que saluda al picador. La para Luis Miguel y la coloca en el caballo. Así en varias ocasiones hasta que el ganadero ordenó que cogiera la muleta.
Muy entregado el torero le ofreció a la becerra todo su mejor toreo. Un toreo de profundidad, de hondura y de inspiración. Faena larga para el disfrute del aficionado. Entendió muy bien a la vaca, dándole sus tiempos y toreándola en el terreno que requería. Un animal que en ningún momento abrió la boca ni protestó. Estuvo atenta a la muleta que le ofrecía Vázquez. Faena de más de 20 minutos que en tardes importantes corta los máximos trofeos.
Con la segunda, más de lo mismo. Buen toreo del daimieleño, aunque con esta vaca le costó un pelín más meterla en el canasto, e incluso se llevó un pequeño susto, que quedó en eso en susto, al sorprenderlo en un cite.
Sale la tercera y Luis Miguel Vázquez se rompió con ella, mostró su toreo más esencial, el de puro arte y filigrana. Se gustó y gustó a los presentes, aunque eran pocos los que pudieron disfrutar de la pureza de su toreo. A veces sus pases eran ovacionados por los hombres de su cuadrilla. Tanto Félix Jesús Rodríguez como Rafael Gago estuvieron acompañando a su matador.
En la cuarta llegó el culmen. Una becerra de excelente calidad con la que disfrutó Luis Miguel Vázquez. La entendió desde el primer momento, y le dio muletazos hasta aburrirse. Aunque no se aburría, al contrario, cada vez se sentía más a gusto y cómodo con la becerra.

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