19/9/10

Premio a la faena más artística

El jurado de la peña Tomás Santa Cruz, de Torralba de Calatrava, ha decidido premiar la faena de Luis Miguel Vázquez como la más destacable de la Feria. No pudiendo recibir el trofeo al triunfador de la feria, porque tan sólo cortó un apéndice, de haber tocado más pelo los dos trofeos hubieran sido suyos, aunque esta peña tan sólo otorga un premio.

Se destapó el tarro de las esencias en Torralba

Toreo de arte, de embrujo, de cante jondo y porque no estamos en Andalucía, sino en La Mancha, que podrían haber sonado palmas por bulerías en la faena del cuarto de la tarde. Así es como se puede calificar el toreo que realizó Luis Miguel Vázquez en la tarde de ayer, en Torralba de Calatrava. Aunque el triunfo no fue redondo, ya que no salió a hombros, pero el regusto que dejó entre los aficionados sobró. No importa la suma de trofeos cuando se torea con tanta pureza y con tanto sentimiento.
Con un fajo de verónicas a pies juntos recibió al cuarto de la tarde. Un toro de Alcurrucén, ensillado, que metía la cara en el capote de Vázquez. Al que remató con unas medias de auténtico cartel de toros.
En banderillas se lució Félix Jesús Rodríguez en el primer par, mientras que le colocaban el toro para entrar por segunda vez, el astado se fue siguiendo el capote de Rafael Gago y en un remate se cargó todas las tablas. Incidente que no fue a mayores, puesto que el burel no tuvo curiosidad por visitar el callejón de la plaza.
En el último tercio, Luis Miguel Vázquez se gustó y gustó a los presentes, realizando una faena de gran intensidad. El tarro de las esencia se destapó y surgió la magia en el toreo de Vázquez. Aquella que antaño enamorara al respetable, y por no tener suerte con los lotes no había vuelto a surgir, hasta ayer. Se conjugaron muchos factores para que la muñeca rota de Luis Miguel Vázquez traza la más bella obra. Lástima que la rúbrica no fuera en la misma línea.
Mano baja, profundidad, empaque, sabor, personalidad, aroma de toreo "güeno", son adjetivos con los que se puede denominar la faena. Lo mejor vino al natural donde bajando la mano cuajó una tanda a pies juntos de extraordinaria calidad. Tan sólo una oreja al haber fallado con la espada en el primer intento.
En su primero, se vislumbró la gran tarde que iba a dar Vázquez, aunque cuesta siempre ser el primero, y costó que el respetable despertara del letargo de la siesta, y se metiera en la faena, puesto que la petición de oreja no tuvo mucha intensidad, que de haber concedido el presidente el apéndice, estaríamos hablando del triunfador del festejo. Puesto que la pureza y la calidad del toreo de Vázquez estuvo por encima de sus compañeros, que llevan muchas más tardes que él enfundándose el vestido de torear.
Recibió al que abría plaza con verónicas de manos bajas, con el mentón pegado en el pecho, se lo sacó a los medios para darle una media verónica. En banderillas pidió el cambio de tercio al segundo par, por lo tanto no se pudo ver el otro par de Rafael Gago.
Tras el brindis al respetable comenzó la faena con su estilo personal. Ya en los medios compuso un trasteo con temple y manos bajas, en la que la espada no terminó de rubricar la faena. Tras la petición de oreja, denegada por la presidencia, salió a saludar desde el tercio.

5/9/10

Desilusión ante un pésimo ganado

Todas las expectativas estaban marcadas para que el triunfo grande fuera en Daimiel. Claro está que no todo depende del torero sino que también tiene que tener material para poder lograr dicho triunfo.
En Daimiel tampoco pudo ser, el toreo emergió de la muleta de Vázquez para toparse con unos astados de Hermanos Tornay flojos y con peligro.
Eso sí hubo un brindis muy especial, un gran amigo y seguidor de Luis Miguel Vázquez, Román que sin saber que el destino le iba a jugar una mala pasada su barrera del tendido 3 fue comprada. Y allí estaba el hueco vacío, pero presente en la corrida por muchos motivos. Por el recuerdo de sus amigos, y en especial del torero y por el capote que le echó a su gran amigo cuando quedó a merced del astado. Ese último quite, en el cual salió de su burladero del cielo para ponerse delante del toro y que no tocara a su amigo. Por él lo daría todo, como lo ha demostrado en vida.
Se abrió la puerta de toriles para que saliera el segundo de la tarde. Sentado en el estribo esperaba a su enemigo. Estampa añeja donde las haya. Tras el primer lance en el estribo, lo saludó a pies juntos a la verónica. Enseguida el de Tornay mostró su debilidad y tras recibir el primer puyado, fue más que evidente, para que el presidente sacara el pañuelo verde y lo devolviera.
Salieron los cabestros que tardaron en meter al astado, tuvo que ser Félix Jesús Rodríguez quien hiciera de pastor para que entrara el toro.
El segundo bis lo recibe a la verónica. Le pusieron una vara. Debido a su poca fuerzas tan sólo se clavaron dos pares de banderillas. Sólo se pudo ver a Félix Jesús Rodríguez en un par. Tras el brindis al cielo a Román comenzó la faena muleteril con su estilo personal, que de poco le sirvió debido a las condiciones del animal, puesto que si hubiera tenido otra embestida, su toreo hubiera llegado más al tendido. Aún así Luis Miguel Vázquez lo toreó con temple a pesar que el cornúpeta en más de una ocasión estuviera en el suelo. Mató de estocada que costó que rodará el burel, sonando un aviso. Recogió la ovación en el tercio.
Siempre se ha dicho que no hay quinto malo, pero en esta ocasión el quinto de la tarde fue el peor de todo el encierro, con un gran peligro. El pitón izquierdo fue el más complicado, aún así Vázquez lo intentó, jugándosela puesto que el astado no dejaba de mirar su taleguilla. Sin embargo, por el derecho se dejó un poco más y hay se pudo ver la mano baja del daimieleño, a lo cual la gente no le dio importancia a su faena, y eso que había que tragarle mucho a este astado, ya que los toros con estas condiciones son los más peligrosos. Con la espada no estuvo muy fino y volvió a sonarle un aviso.