9/9/11

Así vio la tarde Luis Miguel Vázquez

Cuando se torea poco el mundo se ve de otra manera. A uno se le pasan mil cosas por la cabeza, pero sobre todo, la más importante es la de darlo todo en la mínima oportunidad. Así sucedió el sábado en Daimiel. Primer paseíllo de Luis Miguel Vázquez, y no era un compromiso fácil. Aunque todos piensen que jugando es su casa es más sencillo, al contrario. Este torero lleva años demostrando que los triunfos los consigue por méritos propios, no por paisanaje. Las orejas son las que más le cuesta arrancar en su plaza. El aficionado le exige mucho, pero él también se exige, es sabedor de lo que le cuesta el triunfo.

Por lo tanto, el diestro asegura que el día 3: "Fue una tarde muy importante para mí". E importante fue en todos los sentidos, ya que, como hemos dicho antes era la primera vez en toda la temporada que se ponía el traje de luces, que toreaba en público, y sobre todo que hacía el paseíllo junto con sus compañeros de cartel. Aunque el sol no radiaba en el firmamento, pero radiaba en el torero, en sus ganas de demostrar que aunque no torea no ha estado viendo pasar el tiempo, al contrario, ha estado entrenando duro, puesto que en cualquier momento podía sonar el teléfono para una sustitución, y ante eso no vale decir, espera que no estoy preparado, no, ante eso hay que estar preparado todos los días, y durante todo el año.

Una vez que salió el tercero de la tarde, la expectación iba creciendo a la par que la seguridad y la confianza del torero. Según declara "desde el momento que salió el primero hubo una simbiosis entre el toro, el público y yo que es difícil de describir. Es como cuando surge la magia, pues así podríamos describirlo. Hacía mucho que no pasaba esto en mi pueblo, y sentir eso me lleno de satisfacción, puesto que en ese momento es cuando te das cuenta que todo sacrificio a merecido la pena. Es cierto que son más los sinsabores que pasa un torero, pero se ven compensados". Y tanto que se vieron compensados, dos orejas paseó orgulloso por el albero. Y que hicieron que sus compañeros se apretaran los machos.

Sin embargo las tornas cambiaron en el segundo, puesto que el animal no salió predispuesto para que el de Daimiel triunfara. Así lo vio Vázquez "el segundo no dejo expresarme como me hubiese gustado".

A pesar de ello aunque en su segundo recogió una calurosa ovación del respetable la impresión de la tarde por parte del torero es "fueron buenas, teniendo en cuenta que era la primera corrida y el peso de la responsabilidad que supone torear en tu pueblo".

Vamos que tardes como esas las firmaría en muchas plazas, ojalá y así sea.

1 comentario:

El Mayoral dijo...

No puede fallar el mágico toreo de mano baja y cintura quebrada de Luis Miguel Vázquez...