20/7/25

El sueño de una noche de verano


Ya lo decía Calderón de la Barca: "La vida es un sueño y los sueños, sueños son", pero si esos sueños en lugar de efímeros son reales, hacen la conjugación perfecta para que la vuelta a los ruedos de Luis Miguel Vázquez nos transporte a aquellas tardes de verano en el que el torero salía, tarde sí y tarde también, a hombros de las plazas en las que toreaba.

Un aficionado que hoy hubiera ido a la plaza sin conocer nada de los diestros que han hecho el paseíllo, no hubiera discernido que era el primero de la temporada de Luis Miguel Vázquez, y mucho menos que reaparecía después de nueve años sin vestirse de luces. Es como si este impax de tiempo no hubiera transcurrido y que un sueño lo hubiera atrapado durante este periodo para hacerlo despertar ahora de ese letargo tan largo en el que se ha sumergido su toreo, y por ende su persona.

Sueños que no han cesado de estar presentes en las mentes de sus seguidores, de volver a soñar el toreo que un día pellizco su alma, desde el momento que se anunció su vuelta y se puso fecha a la tarde que haría el primer paseíllo, que esperemos que sean unos poquitos más. Porque el arte hay que dosificarlo, para que su esencia desprenda ese aroma de pureza, que sólo los que poseen ese don saben imprimirle. 

El sueño de una noche de verano lo ha escrito Vázquez en un fragmento diferente a la comedia que en su día escribiera Shakespeare cinco siglos atrás. Su sueño ha sido abrir la puerta grande en su reaparición y así ha sido, con la verdad y pureza que le caracteriza. Seguro que más de una boca ha callado, sobre todo de aquellos que cuestionaban su vuelta con el típico comentario de si iba a poder con los toros o no. No solamente pudo, sino que derrochó torería y saber estar.

Aunque esa faena soñada, tantas noches en su mente, no la haya podido interpretar porque el burel no era ese toro que embestía desde el primer momento que él se abría de capa en sus sueños, sí le han permitido los de Alcurrucen destapar ese tarro de las esencias para poder disfruta de la vuelta a los ruedos de un torero que en su día ilusionó e ilusiona. Un torero de arte con el poso que dan los años y la madurez necesaria para torear con esa torería que le caracteriza.

Tras deshacerse el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el ganadero Manolo Lozano. Tras finalizar los aficionados le dieron una tímida ovación con la que saludo igual de tímido. Eso no podía quedar así, por lo tanto se volvió a repetir la ovación y Vázquez salió a recibir el cariño del respetable al tercio. 

Seriedad en su mirada, fija en los toriles, cuando salió "Alcaparroso", herrado con el número 112, salió a saludarlo a la verónica, una pena que la polvareda, por no regar un poco antes del comienzo, privará de la visibilidad merecida. Brindis a Valentín Cuevas, quién está viviendo junto a él está nueva etapa. Comenzó la faena con su sello personal por el pitón derecho, dejando un par de tandas de muy buen sabor. Al natural, no puedo aprovechar ese buen pitón del astado por qué se levantaron rachas de viento y lo dejaban desarmado. En la primera tanda se empezó a saborear esa mano izquierda y lo que nos tiene que ofrecer. Una pena que al entrar a matar el toro le hiciera un extraño y la espada quedará tendida. Al segundo intento se tiró con determinación y le cortó la primera oreja de la tarde, con fuerte petición de la segunda. Que no paseó porque se la lanzó a un joven aficionado que se la pidió con insistencia.

Con el segundo se quitó la espinita de torear frente a las inclemencias meteorológicas y del terreno. Estuvo más a gusto y se pudo ver un par de verónicas con identidad propia y la media de remate. La faena que imprimió a "Flauta" tenía la melodía cante jondo con esa profundidad de dicho palo del flamenco. Profundidad que confiere un sentimiento clásico en su toreo, con mucho empaque y alargando la embestida del animal con esa mano izquierda poderosa en la que cuajó muletazos de gran belleza y donde demostró que viene pisando firme, asentando las zapatillas y citando a toro en el terreno en el que le va a sacar el máximo rendimiento. Estocada en todo lo alto y en la que sufrió un pitonazo en el pecho. Dos orejas para redondear está tarde histórica en su haber de reencuentro con la afición y sobre todo con su sentir torero. Vuelta al ruedo al ejemplar de Alcurrucen. 



Y salida a hombros junto con sus compañeros de cartel Fernando Tendero y Antonio Linares. Y no podía faltar el Mayoral de la ganadería, puesto que en Pozuelo de Calatrava se vivió una tarde para crear afición tanto por el juego de los animales como por el toreo de los tres diestros.

Fernando Tendero volvió a dar la dimensión de torero importante con el que se debería contar más en los carteles. Nunca defrauda, su toreo gusta y la afición quiere verlo. Ojalá que así sea.

Antonio Linares, a pesar de las pocas oportunidades que tiene, resolvió la tarde con su estilo particular de torear. 

Foto salida a hombros cedida por: Ignacio Rubio

17/7/25

"La tauromaquia es pura magia"


 

Magia: palabra que encierra muchos matices, que dependiendo de quién la emplee y dónde, puede albergar un sentimiento profundo que pellizca el alma. Puesto que no hay don tan preciado que aquel que sabe hacer magia con las herramientas que posee, en este caso, con un percal y una franela, conjugadas con la expresión corporal que el sentimiento imprime a esa cintura quebrada y esas muñecas que mecen las telas para acompasar la embestida del animal, con ese toque mágico que ofrece la tauromaquia cuando se templa el ritmo con cadencia.

En la tarde de ayer se presentó el cartel de la Feria taurina de Daimiel, en honor a la Virgen de Las Cruces, en el patio del Museo Comarcal de la localidad. Al acto acudieron los representantes del consitorio, miembros de la peña taurina y múltiples aficionados. Sin olvidarnos de los verdaderos protagonistas del cartel como el ganadero Adolfo Martín, los diestros Luis Miguel Vázquez y Samuel Navalón junto al representante de la empresa, Nacho de la Viuda. 

Los protagonistas han estado departiendo sobre sus sensaciones, experiencia y la ilusión que les hace torear una corrida como la del próximo 30 de agosto en la que la seriedad de los astado y los aficionados de esta tradición tan ancestral van a ser testigos indiscutibles del sentimiento que aflore de sus muñecas. Se destacó que son tres toreros, con tres conceptos diferentes y tres generaciones diferentes.


Resaltar las palabras de Adolfo Martín en la que  para él son tres toreros serios que le gustan. Va a traer una corrida de plaza de primera de verdad, en la que destaca la seriedad del toro, su cuajó que conlleva una exigencias "brutal".
No se sabe si será para bien o para mal pero Adolfo no necesita en su ganadería veedores para elegir los toros que manda a una plaza puesto que en su cabeza tiene los idóneos para cada una. Se asegura de mandar astados de calidad, en esta ocasión hay tres con muchas probabilidades de embestir y de hacer a los aficionados disfrutar de dichas faenas. Aunque los primeros que lo harán serán los tres toreros que se enfrenten a ello. 

Cómo la tauromaquia no es una ciencia exacta, cabe destacar la magia de los sorteos en el cual el toro que no ha gustado cuando se ha enlotado, les suele tocar a dicha cuadrilla que lo descartaba, y con la sorpresa que da buen juego. En eso radica la inexactitud y la belleza del toreo.



El 30 de agosto la afición manchega tiene una cita importante por dos motivos; por ver una tarde de toros cargada de magia y por la reaparición de su torero: Luis Miguel Vázquez. Que vuelve con "la ilusión de un chiquillo" y aires renovados. Cómo bien dijo Luis Miguel es el toro el que te retira, máxime si conlleva detrás una enfermedad, de la que afortunadamente está curado y con aires renovados en su sentir torero. Ya que le quedaba algo por hacer y que mejor manera que en el aniversario de sus 20 años de alternativa como matador de toros. Cómo expresara Vázquez, "lo primero es reconciliarme conmigo mismo". Se mostró muy agradecido con la afición por el cariño mostrado, que no es de ahora, ese cariño lo tiene desde el momento que se vistió de luces y mostró su sello personal y estilo propio a la hora de torear.

Lo que hace falta es que le embista un toro, si es el número 10, como apuntó Adolfo Martín, aunque sea muy feo y  en los corrales nadie lo quiera, a veces sorprenden y son los que otorgan el triunfo a los toreros, que sea el que le haga triunfar para que esa reconciliación sea el culmen de su reaparición.

Suerte maestro y en esta cita tan importante reencuentrate contigo y con la afición, devolviéndole ese pellizquito de tu sello personal.




3/7/25

Arropado por el cariño de los suyos


Cuando uno lleva retirado tantos años, piensa que la vuelta no va a ser igual a como fue antaño. Ese es uno de los miedos a los que se puede enfrentar un torero. No es el caso de Luis Miguel Vázquez, que desde que anunció que volvía no han cesado las muestras de cariño recibidas a su persona, más si cabe al matador de toros. Como si ese impax de tiempo no hubiera existido. Allí estaba su afición arropándolo.

Ayer la Peña Taurina Daimieleña, que si cabe decir, siempre fue su peña, quiso rendirle el homenaje que merece su figura y por tanto su vuelta a los ruedos. Un acto muy emotivo para Vázquez y asumiendo la gran responsabilidad a la que se enfrenta está temporada. Porque en un principio su vuelta iba a ser de una sola tarde. Que afortunados somos que haya sido tan generoso de regalarnos varias tardes. Tardes que aún faltan por desvelar. 

De momento hay dos fechas claras. El 19 de julio en Pozuelo y como no podía ser menos, la segunda fecha, será a finales de agosto en su plaza. Ese santuario taurino que le imprime una doble responsabilidad. Por un lado, la de torear con su estilo propio frente a astados que exigen el carnet, con el hándicap de llevar 10 años sin apenas ver un pitón, pero con una mentalidad mucha más fuerte de cuando se fue. Por otro lado, con el compromiso de toda una afición que lo sigue allá donde torea y máxime sus paisanos, sabe que no debe ni puede defraudar a nadie y menos a él mismo. 

El diestro habló de cómo surgió su vuelta a los ruedos, algo meditado y que era lo que le llevaba a vestirse de luces de nuevo, puesto que ningún trabajo desempeñado durante esta década le motivaba lo suficiente. Esa idea fue floreciendo en su interior para posteriormente brotar en su vuelta a los ruedos. Para ello, se ha rodeado de un equipo que lo conforman en el plano taurino Valentín Cuevas y Félix Jesús Rodríguez como profesionales que han sido y seguirán siendo del mundo del toro, y en el terreno de asesoramiento personal Plácido Sánchez-Camacho y Paco Córdoba. 


En el acto se rindió homenaje a Antonio Ruiz Cabrera que compuso el pasodoble en honor al diestro. Y gracias a la venta del CD con dicha composición se pudo comprar el traje de confirmación de alternativa, un termo verde botella y oro, que ahora forma parte del tesoro de la Peña Taurina puesto que Luis Miguel ha tenido el detalle de donarlo para que ocupe un lugar privilegiado en su sede. La mujer del compositor le deseó muchos triunfos. 

No podía faltar la representación por parte del Ayuntamiento, la concejala de Cultura, Alicia Loro, que estuvo en el acto apoyando a la leyenda del toreo como es Vázquez según sus propias palabras. 

La familia del torero quiso acompañarlo como ha hecho siempre y estar con él en un día tan importante. Son el pilar de su vida y el eje en el que ha girado y gira toda su carrera.

Fotos cedidas por la Peña Taurina Daimieleña