El 20 de enero se vistió de luces por primera vez en la temporada 2008. No tuvo suerte ese día. Los astros no se confabularon y no hubo puerta grande.
Así de sonriente posó antes del paseíllo, la ilusión se veía reflejada en su rostro. Era un compromiso importante, de ello dependía volver al coso de Illescas para la semifinal y también llegar a la final.
Mientras era ayudado por su cuadrilla para liarse el capote de paseo, el torero estaba pensando en lo que le esperaba en toriles.
Bonito nombre el de su primero de Manuel Ángel Millares, que no pudo hacer nada al romperse el pitón el animal antes de acudir al caballo.
Esta verónica pertenece a su segundo, donde dejó constancia de su saber estar delante de la cara del toro.
Enfajandose en este derechazo templando la embestida del astado.
Sentir el toreo pellizcando el alma
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Pocos son los privilegiados que pueden pellizcar el alma del aficionado,
ayer en Manzanares lo logró Juan Ortega en la alternativa cumbre de Carlos
Ar...
Hace 1 año
1 comentario:
me alegro mucho de que Vazquez tenga un nuevo sitio en la web, enhorabuena que te lo mereces, mucha suerte.
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