Una tierna imagen en la que se ve reflejada la ilusión de un niño, aunque no se le vea su carita, pero ese abrazo que le pega al torero lo transmite. También lo refleja Luis Miguel Vázquez en el rostro, puesto que seguro que le recuerda su más tierna infancia, en la que admiraría a algún maestro de la tauromaquia, y el poder saludarlo sería su máxima ilusión.
Sentir el toreo pellizcando el alma
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Pocos son los privilegiados que pueden pellizcar el alma del aficionado,
ayer en Manzanares lo logró Juan Ortega en la alternativa cumbre de Carlos
Ar...
Hace 1 año
3 comentarios:
¡Qué bendita ilusión...!
¿Quién no soñó de niño con ser torero...?
La verdad es que muchos, pero que poquitos son los elegidos, de momento Luismi está en el camino, que llegue a lo más alto en breve, que se lo merece.
Buenas Tardes!
Yo que ya no soy tan pequeño como el de la foto, siento que su toreo me dice algo.
Confianza para el maestro y que empiece pronto la temporada.
Saludos Antonio Castro
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