5/10/08

La espada le privó de salir por la Puerta Grande


La tizona fue la culpable de que se le escapara la puerta grande en Alcázar. La estaba rozando con la putna de los dedos pero al final el cerrojo no se descorrió para Luis Miguel Vázquez. La culpa la tuvo la espada que no quiso entrar ni a la primera ni a la segunda. Una pena con la calidad que había alcanzado la faena.
Bellas verónicas con el compás abierto fue el saludo que le dio Vázquez al cuarto de lidia ordinaria. Con la muleta dejó pasajes de buena calidad destacando la profundidad en su toreo. Característica principal de toda la temporada. Tanto por el pitón izquierdo como por el derecho ha dejado constancia de su buen toreo. El único pero a su faena ha sido el fallo con la espada. El toro se ha puesto a la defensiva en los últimos momentos y le subía la cara cuando entraba a matar.
Con su primero, no pudo saludar a la verónica porque el de Hnos. Garzón Mergelina no quiso ver su capote. Con la franela la mano baja de Luis Miguel tuvo que estar a medi altura para que el animal no se cayera. Al entrar a matar la primera vez no dejó la espada al ver que la colocación no era muy ortodoxa. Lo volvió a intentar dejando media.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En el post anterior hay un comentario que pertenece a este último. El comentario fue puesto anticipadamente tras haber presenciado la corrida de Alcázar

El visitador del blog y lector queda remitido a dos pasos más abajo
Disculpen estos desacertados adelantamientos torpemente hechos al digno director de la bitácora

Anónimo dijo...

Ruego a la dirección del blog coloque el comentario aludido en el antierior powt en su sitio correspondiente; es decir, justo aquí, en este espacio

Anónimo dijo...

El toreo de más cadencia, el toreo más armonioso esta tarde en Alcázar, lo has realizado tú, Luis Miguel, en tu segundo toro. Lo demás no ha merecido la pena pese a las orejas que el generoso y respetable presidente ha prodigado.

La pena es que hayas perdido un poquito el control con la espada.

Los toros, salvo el primero de lidia ordiaria y el sexto, que se han dejado un poquito, los demás, unos esaboríos, como dicen por Andalucía