En la tarde de Almadén hubo de todo: alegría por el triunfo conseguido y algo de tristeza al tener que pasar a la enfermería. El pitón no rasgó la carne del torero, pero sí lo acarició lo suficiente para producirle un varetazo en la cara interna del muslo izquierdo superior.
Al día siguiente de la pequeña cogida, el diestro siente "molestias" al tener la zona dolorida, pero eso es normal.
Con respecto a su actuación, a lo que es el toreo, Luis Miguel Vázquez reconoce que está "contento y bien porque fue un día muy especial para mí". Cabe recordar que en esa zona es donde Vázquez se encierra para prepararse, concretamente en Alamillo, que está al lado de Almadén. Por ello el torero declaró que es "una plaza a la que le tengo mucho cariño, tanto por la gente como por el marco que respresenta este plaza". Y es que torear en un ruedo de estas características es para cogerle cariño desde el primer momento. Como la entrega del diestro desde que cogió el capote, fue de entrega absoluta. Por ello "tuve la recomplensa y estoy muy contento y satisfecho". El único pero que le pone a su actuación es "no haberlo matado bien", por ello está algo molesto.
No podía ser en otro sitio, ni en otro entorno tan mágico como es el de la plaza de toros de Almadén. Allí Luis Miguel Vázquez firmó una faena de alta calidad. Fue al sexto de la tarde, donde su toreo de manos bajas, profundidad y hondura hizo disfrutar a los espectadores. Durante esa faena no se escuchaban los comentarios a destiempo y salidos de tono, aunque no falta alguno que siempre quiera dar la nota. Pero hubo más silencio que en las anteriores actuaciones. No silencio crítico, sino silencio de admiración, de estar contemplando algo de verdadero interés.
Al tercero de la tarde lo recibió con unas verónicas de manos bajas, con buen son y temple. La faena la tuvo que comenzar por el pitón derecho, y hacerla casi todas por ese mismo sitio, El toro era complicado por el izquierdo, llegó a prenderlo y aún así Vázquez no quiso dejar pasar su toreo al natural.Finalizó con dos pinchazos, estocada y la presidencia le mandó un recado. Aún así el respetable le obligó a saludar en el tercio
En el sexto de la tarde se vivió lo mejor hasta el momento visto. Aunque los lances de recibo no tuvieron la misma calidad que los anteriores, pero sí dejaron un sabor especial. En banderillas Félix Jesús Rodríguez puso dos pares soberbios, y todo fue gracias a Alberto Brezosa que tan sólo consiguió clavar un para y el presidente no pudo cambiar el tercio, por lo tanto los seguidores de este banderillero pudieron disfrutar de ese magnífico par. Con lo cual tuvo que desmonterarse. Si su hombre de confianza había triunfado en esa plaza, el matador no podía ser menos. Para ello Vázquez se dobló sometiendo al astado hasta que se lo sacó a los medios, donde le realizó una buena faena, de mano baja, temple, profundidad y sobre todo ligazón en los pases. La estocada no fue muy ortodoxa al caer un poco atravesada pero el conjunto de su actuación le sirvio para cortar dos orejas.
Suelen decir que: "A la tercera va la vencida". En esta ocasión no se habla de vencer a nadie. Tan sólo lo digo porque desde la corrida de Manzanares, Luis Miguel Vázquez, tiene ganas de que pase algo importante. ¿Por qué en Almadén? Una plaza con un encanto especial donde la magia surge en cualquier momento en el ruedo. Es muy posible que ese hechizo surja del toreo de cintura y muñecas del torero daimieleño. Con esa cadencia con la que mece las verónicas. Y con esa hondura y profundidad con la que realiza las faenas. Que la magia aflore para nuestro torero en ese mágico coso.
Estás imágenes corresponde a la pasada feria de Ciudad Real en el hotel. Ese día hubo triunfo en el ruedo y posteriormente, al serle otorgado a Luis Miguel Vázquez los distintos trofeos de la feria, como: el trofeo Casa Pepe, el de la Asociación Plaza Toros y el del Ayuntamiento de la capital. Todos esos momentos los iremos recordando en el transcurso de los meses.
Nuevamente se volvió a ver el toreo poderoso de Luis Miguel Vázquez. Al finalizar el festejo el diestro se encontraba muy satisfecho con su actuación, sobre todo por su enmienda con la espada.
En la tarde de ayer si que consiguió matar los toros a la primera, según comenta: "he estado viendo el video y me he dado cuenta de que no me tiré encima del toro, por eso fallé a la hora de matar". Aunque en el primero se le fuera un poco trasera la espada, en el segundo rectificó.
De nuevo las cámaras de Castilla-La Mancha televisaron la corrida, y los espectadores pudieron ver el buen momento por el que está atravesando este torero. Esta sacando esa raza que en la temporada anterior algunas tarde parecía que le faltaba.
Un día de estos nos da una sorpresa y pasa algo importante como decía la semana pasada. Ayer alcanzó una gran dimensión.
Con la montera en la mano, al ser la primera vez que toreaba en esa plaza, inició el paseíllo Luis Miguel Vázquez, tras desearle suerte a sus compañeros de terna.
Al tercero de la tarde lo saludó a la verónica, aunque en un principio no quiso ser cortés con el torero y pasó de largo, tuvo que ir a buscarlo el daimileño para poder dejar una serie de verónicas con personalidad. Desde un primer momento demostró su poca casta y así lo manifestó tras ser picado. En el tercer tercio quiso iniciarlo doblándose con él, pero su enemigo no se lo permitió. Lo intenta en los medios con la diestra pero el toro se raja enseguida, sin poder conseguir varias tandas. Al natural poco se pudo saborear su toreo puro. Con manoletinas quiso finalizar la faena. Estocada a la primera pero con el defecto de quedar un pelín trasera. Tuvo que usar el verduguillo aunque el toro cayó sin ser descabellado. Una oreja a su labor.
La épica de la tarde llegó en el sexto astado de Gabriel Rojas. Se nos debió quedar una cara de tontos a todos los que estabamos en la plaza, y sobre todo a los toreros, que no se explicaban como el presidente había sacado el pañuelo verde en lugar del blanco correspondiente al cambio de tercio. Vamos que los únicos que vieron que el toro no era apto para la lidia fue el palco presidencial. Debe ser que las alturas y estar resguardados del sol, le permitían ver las cosas con una lucidez que los que estabamos sin ese privilegio, y dándonos el sol no alcanzábamos a vislumbrar esa flojedad.
Salió el sexto bis, y las bellas verónicas que vimos en el sexto de lidia ordinaria no se pudieron saborear, por una cuestión importante: el toro veía mal y se iba al cuerpo del torero. En dos ocasiones Luis Miguel Vázquez tuvo que soltar el capote sino quería que el morlaco se lo llevara por delante, que bastante susto dio al aficionado cuando el toro anterior lo enganchó. Éste ejemplar sí que no era apto para la lidia, con el capote no pudo verse nada. En el caballo le dieron poco y tal vez eso fue un punto positivo para que con la muleta pudiera sacarle una faena de gran dimensión. Un torero poderoso con aires renovados se vio en el centro del ruedo. De nuevo se vio el poderío de Luis Miguel Vázquez bajando mucho la mano tanto con la mano derecha como con la izquierda. Una buena estocada para rubricar su obra, siendo premiado con dos orejas.
Aunque el sábado, en Manzanares, Félix Jesús Rodríguez no iba a las órdenes de Luis Miguel Vázquez, estuvo pendiente de lo que hacía su torero y al final del festejo se fundieron en este abrazo, símbolo de su amistad.
Un día después de su actuación en Manzanares, Luis Miguel Vázquez cuenta sus impresiones de la tarde: "Fue una corrida de mucha responsabilidad". Resulta que se volvían a dar dos factores importantes en la vida de este torero, como era el hecho de torear en su tierra y además que las cámaras de Televisión Castilla-La Mancha lo retransmitiera.
En el albero, comenta Vázquez; "hice un esfuerzo muy grande, me lo pasé muy cerca. No escatimé ni un ápice". Así lo pudieron constatar los pocos aficionados que allí se dieron cita en la plaza y todos los televidentes que vieron la corrida cómodamente desde la tribuna preferente, que no es otra que su sillón de casa.
Si hay que poner un pero a tanto sacrificio y al conjunto de su actuación fue la espada. El torero reconoce que: "tuve el fallo de no matarlo". Tendrá que practicar más en el carretón para que en próximos compromisos su esportón no se vaya de vacio. La disposición con la que estuvo toda la tarde fue evidente y era debido a que: "tenía ganas de que pasara algo importante".
Aunque en Manzanares no haya pasado algo importante, cabe destacar que en la retina del aficionado quedarán grabadas ese fajo de verónicas y su toreo de mano baja.
Segunda tarde en la que se enfundaba el traje luces. Desde el mes de enero, concretamente el 20 de mayo hasta el 12 de julio han pasado muchos meses para un torero de la calidad de Luis Miguel Vázquez. Aunque han sido muchos los meses en los que ha estado sin torear, apenas se notó la ausencia de tardes, únicamente en la espada. Con lo certero que ha sido siempre, no fue su día con la tizona.
A su primero lo recibió con un fajo de verónicas de bella factura, tanto es así que a muchos de los asistentes, aunque la entrada sólo registrara un tercio de plaza, les parecieron auténticos carteles de toros. De esos que cuando los miras te quedas embobados. Pues así dejó al respetable en los lances de recibo. Sí con el percal ya dejó muestras de la condición en la que pisaba el ruedo, con la franela lo terminó de confirmar. Flexionado le dio los primeros muletazos, sometiendo al morlaco. Ciñiéndose a las embestidas se lo pasó muy cerca por el pitón izquierda, ya que en el derecho le había avisado en un par de ocasiones que por ahí no le hiciera nada puesto que no iba a tragar. Entendió muy bien al de Las Monjas pero no remató la faena. La espada no quería entrar. En tres ocasiones lo intentó pero fueron a dar en hueso. A la cuarta entró la espada, que sí esta estocada hubiera sido a la primera su labor tendría mayor resonancia.
Su segundo toro de salida parecía que no quería saber nada. Luis Miguel le ofreció su capote y ni siquiera lo apreció, pasó de largo. En su segunda vuelta sí que accedió a coger los vuelos del percal pero sin emplearse a fondo. Mismos comienzos de sometimiento del astado. Con este si pudo torear por ambos pitones, aunque con la izquierda hubo algún que otro enganchon. Un pinchazo para después dejar una estocada.
Dos ovaciones con saludos en el tercio y de fondo algunos pitos. Muy bonita la plaza de Manzanares pero el respeto al que está toreando es una lección que deben aprender el público que se sienta en el tendido.
Aunque no aparezca tan visible como antes el libro de visitas de Luis Miguel Vázquez, está abierto. En esta ocasión sí quereís dejar un mensaje al torero lo podeís seguir haciendo. El libro se encuentra en la sidebar, osea en la barra que se encuentra debajo de la cabecera. Que es una barra de menú.
A escasos cuatro días para afrontar su compromiso, Luis Miguel Vázquez lleva semanas preparándose. Hace dos años fue uno de los triunfadores. Compuso una faena de pellizco y arte. Si los toros de Jaralta embisten es muy probable que se vuelva a ver ese toreo tan personal del diestro daimieleño.
