Después de un año sin hacer el paseíllo en el albero de la Plaza de Toros de Daimiel, Luis Miguel Vázquez vuelve a vestirse de luces. Este año con todas las ilusiones puestas en esta corrida, una de las más importantes de su carrera, ya que es en el lugar dónde más se le exige. No por ser de la tierra le regalan las orejas. Luis Miguel Vázquez se lleva ganando, todos los años que ha toreado, sus trofeos con sudor y esfuerzo.
Un esfuerzo que a veces no es recompensado como merece. Así sucedió el año pasado cuando le quería pagar menos de lo que exigía. Muchas veces no somos conscientes de lo que vale la vida de una persona. Una vida que se la juega en cada segundo que está delante de la cara de un animal tan fiero como es el toro bravo.
La mente del torero está puesta en el triunfo de esta tarde. Que los Adolfos embistan y que se conjugue esa simbiosis que surge de las muñecas de Luis Miguel Vázquez con la embestida del burel.
La cuadrilla que acompañará al diestro daimieleño será: Rafael Gago, Enrique Reyes Mendoza y Pascual Mellinas como banderilleros. Ignacio Sánchez y Ramón Flores como picadores, de mozo de espadas y ayuda, Quique Vázquez e Isidoro Vázquez.
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