2/4/13

Un capote, una muleta y una espada formaron el argumento de Luis Miguel Vázquez

No parecía que hubiera pasado el duro invierno, en el que los tentaderos escasean como todo en ésta época de crisis. Más bien parecía que Luis Miguel Vázquez venía de torear de las ferias más importantes y estar todos los días anunciado en los carteles, puesto que su toreó no notó la carencia de los meses transcurridos sin ver un pitón. Meses duros al igual que la temporada anterior en el que tan sólo se le anunció en una corrida y un festival benéfico. Dos tardes en las que volvió a dar un toque de atención a aquellos que no creían en este torero.

Como el Ave Fénix ha resurgido de sus propias cenizas y está volviendo a las tardes en el que cautivo a un gran número de aficionados. Para Luis Miguel Vázquez no ha distinción de plazas ni de aficionados, todos son igual, puesto que en todos desarrolla el único toreo que es capaz de hacer y con el que embruja a propios y extraños.

El primero de su prometedora temporada salió de toriles para toparse con un torero con ganas de torear, de hacer el toreo bonito, de arte y de sentimiento. Ese toreo de pellizco que te arrebata por dentro y te deja grabado en la retina un recuerdo maravilloso. El toreo que te hace paladear las mieles de la gloria. Esas mieles que si hubieran sido en otra plaza de más renombre le hubieran dado más de un contrato, pero habrá que esperar a que el boca a boca funcione para poder verlo en más plazas de toros que en la temporada pasado. Su toreo no puede caer en el olvido puesto que estamos poco acostumbrados a la clase y elegancia en el ruedo.

A la verónica saludó a su primero, un ejemplar de Marisol Domínguez que empezó a embestir con la cara arriba, pero tras ser picado bajó para acoplarse a la muleta de Vázquez. El diestro supo darle sus tiempos y hacer una faena que dejó impresa su sello personal. Un toreo muy particular que no todos son dotados con esos dones. La estocada cayó un poco baja pero en su conjunto la faena había alcanzado cotas altas para poder pedir el respetable a la presidencia los dos apéndices. La faena se la brindó a la hermana del homenajeado, de Julián Monje "El Bujía".

El gran deleite llegó con "Chismoso" herrado con el número cinco de la ganadería de Marisol Domínguez. Un ejemplar que desde su salido se pudo apreciar la nobleza que transmitía. En el tercio y con los pies juntos estaba esperando Luis Miguel Vázquez para lancear su suave embestida. Unas verónicas que arrancaron el olé más profundo por parte de varios seguidores. Ese olé que rompía el silencio de una tarde que parecía que no iba a permitir el toreo, pero que al final aguantó hasta el final del festejo para verter sobre el albero toda su agua contenida, o tal vez eran las lágrimas de alegría por haber presenciado un festejo en el que el toreo triunfó por encima de todo. Vázquez remató el saludo capotero con una media verónica de cartel de toros. Ya en la muleta el éxtasis surgió y la magia brotó de la bravura del toro y del toreo de Vázquez. Surgió una simbiosis entre ambos que daba igual el tiempo, parecía que se ralentizaba y que no había minutos marcados para poner fin a esa obra que estaba surgiendo en el albero. De hecho el diestro viendo las cualidades del ejemplar pidió permiso tanto a presidente como a ganadero para seguir toreando y demostrar la bravura que tenía en su interior "Chismoso", pero era obvio que en una plaza portátil el indulto no estaba contemplado, aunque un sector del respetable lo pidiera, pero ahí el presidente obró a conciencia y aplicó correctamente el reglamento.

Luis Miguel Vázquez se sintió en su toreo y se lo transmitió al público. Esa armonía en su toreo, ese cimbrear la cintura para dejarla quebrada, esa mano baja, esa elegancia y ese embrujo, esa barbilla clavada en el pecho fueron más que suficientes para otorgarle los máximos trofeos, puesto que el pinchazo primero se perdonó, ya que la estocada que dejó en lo alto del morrillo lo valían.

Dos orejas y rabo y la vuelta al ruedo fueron los premios que se le otorgaron tanto a torero como a toro puesto que habían dado preámbulo a un argumento cargado de buen toreo de capa, muleta y rubricado con una gran estocada.


No hay comentarios: